martes, 14 de marzo de 2017
Insumisos: Etty Hillesum, Germaine Tillon, Pasternak, Solzehnitsyn, Nelson Mandela... Ensayo de Todorov
Insumisos. Tzvetan Todorov. Ed. Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2016. 218 páginas. Ensayo del filósofo, lingüista y crítico literario búlgaro (1939-2017), afincado en Francia y fallecido el pasado 7 de febrero. Director del Centro de Investigaciones sobre las Artes y el Lenguaje del CNRS francés. Ha recibido numerosos galardones, entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales.
El libro trata de siete personas que destacaron por su conducta de objeción de conciencia e insumisión a los poderes del Estado y a las leyes vigentes que consideraban injustas, de un modo pacífico, no violento.
El autor, a través del análisis de los escritos y declaraciones de los protagonistas, estudia de modo agudo la evolución de cada personaje, su maduración en el dolor y el sufrimiento en las circunstancias dramáticas que les correspondió vivir, que les afectaron directamente o en las que se comprometieron para cambiarlas y darles solución. En todos los casos, esta maduración constituyó una verdadera conversión interior religiosa y/o, al menos, un cambio de perspectiva, que suponía ordinariamente dos pasos: admitir que la transformación de la situación debía comenzar en mejorar uno mismo y abandonar el odio al otro; y una mirada nueva hacia el que hasta entonces se consideraba como enemigo y comenzar a verlo como un hermano en humanidad, con el que se podía hablar y había que entenderse, y crear lazos de afecto y comprensión.
Contemplamos a Etty Hillesum a través de sus diarios, realizando una labor de ayuda y consuelo a tantas personas en el campo de concentración de Westerbork, mientras evita odiar a sus verdugos nazis.
A Germaine Tillon primero en la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial y su evolución hasta el trabajo de pacificación que realiza en Argelia durante la descolonización francesa, con los enfrentamientos que se produjeron.
A Boris Pasternak, escritor ruso, Premio Nobel, primero admirador de Stalin y su camino de disensión cada vez más honda del poder soviético.
A Aleksander Solzehnitsyn, también Premio Nobel veinte años después, y su lucha por documentar la represión soviética de los campos de concentración, lo que él llamó en su conocida obra, el Archipiélago Gulag.
A Nelson Mandela, y su esfuerzo por acabar con las leyes del apartheid de modo pacífico y ayudar a alumbrar una convivencia entre razas en Sudáfrica.
A Malcolm X, en Estados Unidos, y sus sucesivas conversiones, la última, poco antes de ser asesinado. Y a David Shulman, pacifista israelí que busca el entendimiento entre israelíes y palestinos con pequeñas acciones.
Incluye, por último a Edward Snowden, por su denuncia del espionaje masivo de los Estados Unidos y la intromisión en la vida privada o pública de muchas personas.
No todas las acciones de estos insumisos son correctas y no todas nos parecerán bien. A ellos mismos tampoco. Pero son ejemplos de compromiso con el bien de las personas y la mejora del mundo, también con sus errores.
Una obra bien escrita, que se lee con facilidad y que anima a salir de sí, abrirse a los demás y comprometerse con la mejora del mundo.
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