viernes, 31 de enero de 2020

El paso siguiente en el baile", gran novela de Tim Gautreaux

"El paso siguiente en el baile". Tim Gautreaux. Ed. La Huerta Grande. Madrid, 2019. 456 pags. Traducción de José Gabriel Rodríguez Pazos.
Magnífica novela muy bien traducida por el profesor José Gabriel Rodríguez Pazos.
La novela está ambientada en la comunidad cajún afincada en el delta del MIssissipi. Son descendientes de franceses, con un idioma en parte inglés, en parte español y en parte francés.
Su religión es la católica y la viven con naturalidad y profundidad en su vida diaria.
Los avatares de los protagonistas, Colette y Paul, y su entorno familiar y de amistades está minuciosamente retratado. Los personajes crecen y evolucionan en un lugar hostil desde el punto de vista de clima y de oportunidades de trabajo, pero amable por esa acogida generosa y solidaria presente en las comunidades en las que la fe cristiana ha echado hondas raíces.
Es, por otra parte, una historia coral de muchos personas bien trazadas en sus perfiles y las peripecias avanzan casi con trepidación: ocurren muchas cosas y la novela atrapa también por esta razón: nos interesa saber cómo van a solucionar sus problemas y sus vidas.
Pero sobre todo, atrapa porque está muy bien escrita y por el hondo contenido de sus reflexiones, siempre al filo de la historia y la evolución de sus personajes. Es de esos libros que nunca querríamos acabar para permanecer siempre leyéndolos, porque nos ayuda a ser mejores. Muy recomendable.

martes, 21 de enero de 2020

La fe en la cultura del siglo XXI, breve ensayo de Rafael Palomino

La fe en la cultura del siglo XXI. Rafael Palomino Lozano. Ed. Palabra. Madrid, 2019. 79 pags.
Breve texto que tiene su origen en una charla para profesionales sobre “cómo hacer presente a Cristo y también al hombre, como criatura de Dios, en la vida social, en la política, en el arte, en los modos de vida de los ambientes postseculares donde nos encontramos hoy”, en palabras del autor.
El texto parte de una breve descripción de las coordenadas sociales y religiosas en España, en Europa, y en general en occidente; aporta algunas cifras de la práctica religiosa que señalan a la secularización y concluye con esta afirmación: “amplios estratos de la población de Occidente viven en completo analfabetismo religioso”. Hasta aquí, el texto transita por un relato ya conocido.
Quizá la originalidad que aporta es la síntesis de “las grandes opciones” para los creyentes: la reseñada en el evangelio de San Lucas, 9, 1: ¿”Quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?”, que no se contempla, lógicamente, como una opción, sino como una tentación: el rechazo al mundo contemporáneo que nos ha tocado vivir.
La segunda opción es la “Opción benedictina: un remanso de sentido común en medio de la barbarie”, en referencia al conocido libro de R. Dreher, “La opción benedictina: una estrategia para los cristianos en una sociedad postcristiana”, sobre lo que hizo San Benito con sus monasterios para preservar para la posteridad la síntesis de cultura clásica y cristiana en los tiempos de invasión de los bárbaros.
La opción gregoriana: minorías creativas que inspiran Occidente, es la tercera opción, en referencia a las reformas de San Gregoria Magno y San Gregorio VII; el primero se apoyó en las minorías formadas por los monjes irlandeses para evangelizar el continente; y el segundo en los monjes de Cluny.
La cuarta opción que contempla es la que llama “Opción Escrivá: transformar el mundo desde dentro”, en referencia a san Joseamaría Escrivá de Balaguer, Fundador del Opus Dei, y su mensaje de santificación del trabajo y de las realidades familiares y sociales en medio del mundo.
El autor señala que no son opciones incompatibles entre sí y que hay muchas más posibilidades. Y para acabar, propone algunos objetivos concretos, que pasan por la mejor formación cristiana de los fieles laicos y una mayor atención al modo de transmitir el mensaje cristiano.
Tienen interés también los libros que aporta al filo del texto, particularmente “Cómo defender la fe sin levantar la voz” de Austen Ivereigh, Jack Valero y Yago de al Cierva.

sábado, 4 de enero de 2020

El látigo vivo, un clásico de la literatura eslava

El látigo vivo. Milo Urban. Ed. Ciudadela. Madrid, 2019. 505 págs.
Milo Urban (1904-1982), periodista, autodidacta, escribe esta novela, que ha pasado a  ser un clásico de la literatura eslava, en 1926.
La acción transcurre en los dos últimos años de la Primera Guerra Mundial (1917 y 1918) en un pueblo eslovaco cercano a la frontera con Polonia.
Describe con hondura la durísima vida de un pequeño poblado rural, Raztkozky, pobre por la severidad del clima y las condiciones en las que trabajan. Recuerda a la novela Los Campesinos, de Reymont, polaco, Premio Nobel de Literatura, que narra la vida en las cuatro estaciones del año de una población parecida.
A la severidad de esta vida se unen las injustas condiciones impuestas por el poder estatal, agudizadas por la venalidad de los funcionarios y por la guerra, que reclama la juventud del pueblo para el frente de batalla de una guerra que nadie entiende. El campo queda sin cultivar, el ganado es requisado y el hambre y la penuria se presentan con toda su crudeza.
La novela es un severo alegato antibelicista y resalta con vigor los males de la guerra, la devastación que produce en las familias, primero con el reclutamiento de sus hijos y luego con la muerte o las heridas de guerra de los combatientes, que vuelven mutilados en el cuerpo y llagados en el alma…
Está muy bien escrita, con bellísimas descripciones de paisajes y lugares.
Los personajes y su sicología están muy bien trazados y crecen y evolucionan con el transcurso de la historia.
El clima de la acción encadena acontecimientos hasta el desenlace final en las fechas en las que Eslovaquia deja de pertenecer al Imperio austro-húngaro al deshacerse esta unión que había durado varios siglos.
La religión católica está presente en las vidas de los campesinos y en su modo de vivirla, con su grandeza y sus debilidades, sobre todo por su falta de formación y cultura. Presenta también dos modos de entender la pastoral de la Iglesia en dos sacerdotes: el arcipreste, anciano y sabio sacerdote, que sabe amar al pueblo y hablarle al corazón, al que acuden y quieren todos y por términos generales, tienen en cuenta lo que les aconseja; y el joven capellán, más atento a sostener el antiguo régimen político y sus reglas, que a su misión de pastor. Pero el autor es respetuoso y no hace caricaturas y estereotipos, sino que procura matizar y refleja la realidad: la profunda fe cristiana de un pueblo.