miércoles, 23 de mayo de 2012
El misterio del dolor
El dolor, la muerte son misterios a los que resulta difícil e incómodo enfrentarse, por esto se tiende a soslayarlos. Sin embargo, son cuestiones decisivas. De esto trata "Una luz sobre el sufrimiento y la muerte" (Eunsa. Pamplona, 2012), de Miguel Ángel Monge, que cuenta con una larga experiencia como capellán de la Clínica Universidad de Navarra. Un texto que aporta experiencias, ideas, ejemplos, para ayudar a enfrentarse a situaciones que a todos nos llegan tarde o temprano. Valga como muestra la siguiente cita del libro: "'Después de Auschwitz ya no se puede creer en Dios.' Es, por ejemplo, la afirmación de Primo Levi, escritor judío, italiano del Piamonte, que estuvo allí, y después repitió muchas veces: 'Auscwitz ocurrió, por tanto Dios no existe.' Pero esta afirmación es fruto de la soberbia humana o de la pedantería, ya que si quitas a Dios, el dolor se hace aún más incomprensible. Como afirma Dostoiesky, 'el dolor, al que es bueno lo hace mejor; al que es malo, lo endurece.' En todo caso, la explicación hay que buscarla en las disposiciones morales de la persona y en su libertad." (pág. 33). Luis Ramoneda
lunes, 14 de mayo de 2012
El poder de la belleza
Mucho se ha escrito sobre la belleza, se intuye quizá su significado, pero se nos escapa cuando queremos definirla. Íñigo Pírfano (Bilbao, 1973), director de orquesta, compositor, licenciado en Filosofía, es el autor de "Ebrietas" (Ed. Encuentro. Madrid, 2012), un sugerente ensayo sobre el poder de la belleza. Al aunar conocimientos filosóficos y experiencia artística, el resultado es un análisis de la creación artística desde dentro. Apoyado en gran variedad de citas y de ejemplos, de autores muy variados, tanto clásicos como modernos, va acercando al lector a la comprensión de las características esenciales de la obra de arte y lo ayuda a distinguir el grano de la paja, cuando también en este ámbito tratan de meter baza tanto el mercantilismo como los prejuicios ideológicos. Hay que elogiar, además, la claridad y la elgancia del texto. Pienso que merece la pena leer este libro y más, si cabe, en estos tiempos de crisis, porque quizá la salida esté en recuperar los hondos significados de la verdad, del bien y de la belleza, que no se pueden disociar. Luis Ramoneda
domingo, 6 de mayo de 2012
Literatura e Historia
El auge de la literatura histórica, sobre todo de la novela, es notable, aunque no sea oro todo lo que reluce. No cabe duda de que un escritor puede emplear algunas licencias, como la invención de personajes y de situaciones, para redondear la trama..., que serían rechazables en un historiador, que ha de investigar y analizar los acontecimientos con rigor científico. Las peculiaridades apuntadas no quitan mérito a la buena literatura histórica. Por poner un ejemplo, pienso que muchas novelas de Galdós describen magníficamente la sociedad española del siglo XIX y ayudan a entender y a situar los hechos históricos.
Sin embargo, me parece que el uso de las licencias literarias tiene sus límites. Acabo de leer "Los conserjes de San Felipe (Cádiz 1812)", la última obra de José Luis Alonso de Santos, uno de los mejores dramaturgos actuales, en mi opinión. Se ha documentado a fondo, la calidad literaria es alta. No obstante, la lectura me ha suscitado una duda ética: ¿es lícito inventarse un hecho reprobable -una violación- y atribuirlo a un personaje histórico, como hace el dramaturgo con D. Pedro de Quevedo y Quintana, obispo de Orense, aunque no cite su nombre, para introducir a otro personaje, este ficticio, y dar mayor dramatismo a la trama? Pienso que no todo vale. Luis Ramoneda
Sin embargo, me parece que el uso de las licencias literarias tiene sus límites. Acabo de leer "Los conserjes de San Felipe (Cádiz 1812)", la última obra de José Luis Alonso de Santos, uno de los mejores dramaturgos actuales, en mi opinión. Se ha documentado a fondo, la calidad literaria es alta. No obstante, la lectura me ha suscitado una duda ética: ¿es lícito inventarse un hecho reprobable -una violación- y atribuirlo a un personaje histórico, como hace el dramaturgo con D. Pedro de Quevedo y Quintana, obispo de Orense, aunque no cite su nombre, para introducir a otro personaje, este ficticio, y dar mayor dramatismo a la trama? Pienso que no todo vale. Luis Ramoneda
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