martes, 24 de octubre de 2017
Epistolario "Carmen Laforet & Elena Fortún. De corazón y alma (1947-1952)"
"Carmen Laforet & Elena Fortún. De corazón y alma (1947-1952)". Ed. Cuadernos de obra fundamental, Fundación Banco de Santander. Madrid, 2017.
Epistolario de estas dos grandes escritoras que fueron Carmen Laforet y Elena Fortún, seudónimo literario de Encarnación Aragoneses, la autora de los libros de Celia, Cuchifritín, etc. Ilumina de un modo muy elocuente algunos aspectos de los últimos cinco años de vida de Elena Fortún, la última parte ingresada en el sanatorio Puig de Olena, de Centellas (Barcelona) por el cáncer de pulmón y tuberculosis que padeció. Y también esos cruciales años de la vida de Carmen Laforet, en los que experimentó una conversión religiosa, que más tarde trasladaría a su novela La mujer nueva.
Son cuarenta y seis las cartas seleccionadas y el arco de tiempo que abarcan es desde el 1 de febrero de 1947 al 25 de enero de 1952, cinco años. Catorce de ellas proceden de la pluma de Elena Fortún y treinta y dos de Carmen Laforet. Algunas son muy breves, de apenas unos pocos párrafos, y otras son más largas.
Su contenido refleja la amistad que unió a estas dos escritoras, que se vieron muy pocas veces personalmente, pero que llegaron a una gran admiración y afecto humano y espiritual. En sus cartas, Carmen Laforet manifiesta cómo creció leyendo los inolvidables relatos de Celia y los demás personajes creados por Elena Fortún, y cómo le ayudaron a comprenderse a sí misma y al mundo que le rodeaba
En las cartas salen las vicisitudes de la joven madre que era Carmen Laforet en la educación de sus hijos, cómo avanza en la escritura de su segunda novela La isla y los demonios, su relación con amigas comunes escritoras… A medida que avanza el epistolario, las dos escritoras pasan de una admiración literaria a una amistad cada vez más profunda. Elena Fortún le dice que “reza por ella todos los días”. A partir de esta carta, la número 20 del epistolario, comienza un hondo diálogo espiritual, una conversación sobre Dios, el sentido del dolor y la enfermedad, la maduración de la persona a través de “una cierta poda” en los gustos y deseos, las lecturas de san Agustín, santa Teresa, san Francisco de Sales, Dostoievski, Berdiaiev, Leon Bloy, etc.
Momento decisivo es el encuentro y amistad de Carmen Laforet con Lilí Álvarez, que le anima a tomarse más en serio su fe cristiana, fe que ya tenía Laforet, pero muy sentimental y poco formada. El trato con la famosa tenista y la correspondencia con Elena Fortún le prepara para un encuentro con Dios de enorme intensidad, que le lleva a una conversión y cambio de vida, a la frecuencia de sacramentos, y a plantearse la escritura de la gran novela que es La mujer nueva, en la que refleja literariamente su propia conversión. Esta novela fue Premio Nacional.
Algunas cartas son bellísimas y alcanzan los niveles de la gran literatura. Muy recomendable.
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