Boletín de Ayuda al Redactor
Marzo de 2012
Revisar los textos siguientes:
Soluciones:
1. Necesitamos profesores susceptibles de enseñar a alumnos disléxicos; s: Necesitamos profesores capaces de enseñar a alumnos disléxicos (susceptible de es correcto con función pasiva, pues significa capacidad de recibir una acción, no de realizarla; p.ej.: “el texto enviado es susceptible de recibir modificaciones”. No es correcto susceptible a, por confusión con propenso a, proclive a, sensible a, vulnerable a…).
2. Aurelio nos dijo, que había superado el examen de ingreso en la Academia de Caballería; s: Aurelio nos dijo que… (el complemento directo no se separa del verbo con una coma, tanto si se trata de oraciones simples –“Pedro come patatas fritas”– como de oraciones subordinadas).
3. “A santa Lucía, la sacaron los ojos” (frase escuchada el 13 de diciembre); s: A santa Lucía, le sacaron los ojos (un caso de laísmo: el complemento directo es los ojos, por tanto, le, complemento indirecto. Si se pone el nombre en masculino, resulta patente que no se usaría lo: “A san Filomeno, le sacaron los ojos”) (cfr. “Boletín” de febrero de 2012).
4. Vamos a llamarle y a pedirle la opinión; s: Vamos a llamarlo (la) y a pedirle la opinión (en este ejemplo se ve la distinción entre el complemento directo –la o lo– y el indirecto, le, tanto para el femenino como para el masculino, porque el complemento directo es la opinión) (cfr. “Boletín” de febrero de 2012).
5. ¡Esto es el súmmum!, dijo muy enfadado; s: ¡Esto es el sumun!, dijo muy enfadado (la Real Academia aconseja castellanizar de este modo el latinismo que equivale a “el colmo”, “lo sumo”).
6. La policía explotó una bomba; s: La policía hizo explotar (o explosionó) una bomba (las bombas explotan solas, si no, se hacen explotar o se explosionan).
7. El profesor Lara tildó de excelente el trabajo de Lucas; s: El profesor Lara calificó de excelente el trabajo de Lucas (tildar de y tachar de se emplean para atribuir algo negativo a alguien, no equivalen a calificar, considerar, elogiar… Además, no es correcto usar como en vez de la preposición de).
8. Algunos alumnos prefieren atajar por la vía antes de cruzar el puente; s: Algunos alumnos prefieren atajar por la vía antes que cruzar el puente (antes de se usa con valor temporal: “espero llegar antes de las tres”; con el significado de en vez de, se usa antes que).
9. Esfuerzo inhumano de los jugadores del Mirandés…; s: Esfuerzo sobrehumano de los jugadores del Mirandés… (inhumano: “falto de humanidad”; sobrehumano: algo que excede las capacidades humanas).
10. Se da por hecho la quiebra del club; s: Se da por hecha la quiebra del club (expresiones como dar por hecho, dar por bueno, dar por sentado, etc., concuerdan en número y género con aquello a lo que se refieren).
11. Se daban por hecho los acuerdos entre la Universidad y el Ayuntamiento; s: Se daban por hechos los acuerdos entre la Universidad y el Ayuntamiento (cfr. 10).
12. Debate en el Parlamento sobre el pacto fiscal; s: Debate en el Parlamento sobre el pacto presupuestario (“pacto fiscal”, traducción literal de fiscal compact, resulta una expresión confusa, pues parece que se refiere a cuestiones tributarias o impositivas y no es así).
Luis Ramoneda, Madrid, 1 de marzo de 2012
miércoles, 29 de febrero de 2012
lunes, 27 de febrero de 2012
El eclipse de las Humanidades
Este es el subtítulo de "Adiós a la Universidad", interesante libro de Jordi Llovet (Galaxia-Gutemberg, 2011), catedrático de Literatura Comparada de la Universidad de Barcelona, que se ha acogido recientemente a la jubilación anticipada, ante el cariz que está tomando la enseñanza universitaria con el Plan Bolonia. Al hilo de su trayectoria como estudiante, doctorando y profesor universitario, repasa la historia de la Universidad y el papel de los intelectuales desde la época clásica hasta la actual y critica con contundencia los derroteros hacia los que se encamina la enseñanza: pragmatismo, utilitarismo, endiosamiento de la economía y de la tecnología, arrinconamiento de las Humanidades frente a sabiduría, amor al conocimiento, a la palabra hablada y escrita, a la lectura, al respeto de las formas... La lectura de este libro resulta enriquecedora. Además, el autor muestra una actitud respetuosa con el papel de la religión y del cristianismo desde una postura más bien agnóstica. Además, está expuesto de un modo bastante ameno, con interesantes y variadísimas citas y divertidas anécdotas. Luis Ramoneda
viernes, 17 de febrero de 2012
Sobre el mal
En "Psicología y vida espiritual", sugerente libro del teólgo y médico Joan B. Torelló, fallecido hace unos meses en Viena, donde vivió durante muchos años, al preguntarse sobre la presencia del mal y del sufrimiento en el mundo, dice: "podríamos estar todos de acuerdo en asegurar que el pecado es el agente patógeno más nocivo que existe en la sociedad: si milagrosamente desapareciesen de golpe las enfermedades y sufrimientos físicos que provienen del orgullo (violencia contra las personas y los pueblos, guerras con todas sus secuelas inmediatas y a largo plazo, cruentas, infecciosas, etc.), las producidas por la gula (enfermedades metabólicas, alcoholismo, trastornos circulatorios, etc.), y las que origina la vanidad (excesos competitivos, incidentes, maledicencias, etc.), así como las causadas por la lujuria (enfermedades venéreas, sida, trastornos endocrinos diversos, etc.), pecado al que contribuye -al igual que a los demás y, por tanto, a los males y dolores que comportan- una red inextricable de cooperadores y propagadores: escritores, periodistas, fotógrafos, médicos imprudentes, farmacéuticos, publicitarios, políticos, editores, industriales...; si además lográsemos eliminar las consecuencias patológicas de la indolencia, la testarudez, la avaricia, el ansia de poder, la mentira, el espíritu de venganza, el fraude y el odio..., entonces nuestro mundo se transformaría de tal guisa que sería irreconocible: en un mundo sin pecado, al sufrimiento físico no le quedaría más que un campo restringidísimo" (págs, 154-155). Luis Ramoneda.
jueves, 9 de febrero de 2012
Jérôme Lejeune
Supe del Dr. Jérôme Lejeune cuando fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Navarra –en mayo del año 1974–, de la que por aquellos años yo era alumno de la Facultad de Filosofía y Letras. Después, seguí, a través de los medios de comunicación, las noticias sobre su tarea científica, por la que hubiera merecido sin duda el Premio Nobel de Medicina, puesto que ha sido uno de los pioneros de la ciencia genética. Aunque lo que más me interesó fueron las informaciones sobre su defensa inquebrantable de la vida humana, lo que, además de privarlo del citado galardón, supuso que fuera denostado sin piedad en ciertos ambientes políticos, culturales, científicos y en algunos medios de comunicación muy influyentes.
Acaba de traducirse al castellano la breve semblanza escrita por su hija más pequeña, Clara, en 1997: "La dicha de vivir" (Rialp. Madrid, 2012). Un libro ameno y excelente, donde el perfil humano del profesor Lejeune queda magníficamente expresado: un hombre de una gran sensibilidad y cultura, para quien la ciencia era un arte y la medicina una tarea ante todo humanitaria. Un padre de familia entrañable y una persona de fe, coherente hasta el final. Prueba de ello es que Juan Pablo II le pidió que fuera uno de los impulsores de la Academia Pontificia de la Vida. Además, perteneció a la Academia Pontificia de las Ciencias, que llegó a presidir poco antes de su fallecimiento. Un libro cuya lectura nos invita a ser mejores personas. Luis Ramoneda
Acaba de traducirse al castellano la breve semblanza escrita por su hija más pequeña, Clara, en 1997: "La dicha de vivir" (Rialp. Madrid, 2012). Un libro ameno y excelente, donde el perfil humano del profesor Lejeune queda magníficamente expresado: un hombre de una gran sensibilidad y cultura, para quien la ciencia era un arte y la medicina una tarea ante todo humanitaria. Un padre de familia entrañable y una persona de fe, coherente hasta el final. Prueba de ello es que Juan Pablo II le pidió que fuera uno de los impulsores de la Academia Pontificia de la Vida. Además, perteneció a la Academia Pontificia de las Ciencias, que llegó a presidir poco antes de su fallecimiento. Un libro cuya lectura nos invita a ser mejores personas. Luis Ramoneda
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