Breve texto que tiene su origen en una charla para profesionales sobre “cómo hacer presente a Cristo y también al hombre, como criatura de Dios, en la vida social, en la política, en el arte, en los modos de vida de los ambientes postseculares donde nos encontramos hoy”, en palabras del autor.
El texto parte de una breve descripción de las coordenadas sociales y religiosas en España, en Europa, y en general en occidente; aporta algunas cifras de la práctica religiosa que señalan a la secularización y concluye con esta afirmación: “amplios estratos de la población de Occidente viven en completo analfabetismo religioso”. Hasta aquí, el texto transita por un relato ya conocido.
Quizá la originalidad que aporta es la síntesis de “las grandes opciones” para los creyentes: la reseñada en el evangelio de San Lucas, 9, 1: ¿”Quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?”, que no se contempla, lógicamente, como una opción, sino como una tentación: el rechazo al mundo contemporáneo que nos ha tocado vivir.
La segunda opción es la “Opción benedictina: un remanso de sentido común en medio de la barbarie”, en referencia al conocido libro de R. Dreher, “La opción benedictina: una estrategia para los cristianos en una sociedad postcristiana”, sobre lo que hizo San Benito con sus monasterios para preservar para la posteridad la síntesis de cultura clásica y cristiana en los tiempos de invasión de los bárbaros.
La opción gregoriana: minorías creativas que inspiran Occidente, es la tercera opción, en referencia a las reformas de San Gregoria Magno y San Gregorio VII; el primero se apoyó en las minorías formadas por los monjes irlandeses para evangelizar el continente; y el segundo en los monjes de Cluny.
La cuarta opción que contempla es la que llama “Opción Escrivá: transformar el mundo desde dentro”, en referencia a san Joseamaría Escrivá de Balaguer, Fundador del Opus Dei, y su mensaje de santificación del trabajo y de las realidades familiares y sociales en medio del mundo.
El autor señala que no son opciones incompatibles entre sí y que hay muchas más posibilidades. Y para acabar, propone algunos objetivos concretos, que pasan por la mejor formación cristiana de los fieles laicos y una mayor atención al modo de transmitir el mensaje cristiano.
Tienen interés también los libros que aporta al filo del texto, particularmente “Cómo defender la fe sin levantar la voz” de Austen Ivereigh, Jack Valero y Yago de al Cierva.
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