"La Ceniza fue árbol", de Ignacio Agustí. Ed. Planeta, 4ª ed, Barcelona, 1976.
Pentalogía compuesta por cinco novelas “Mariona Rebull”, “El viudo Ríus”, “Desiderio”, “19 de julio” y “Guerra Civil”.
Magnifica novela que describe la evolución histórica de Cataluña durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. La saga de los Rius, industriales textiles de Barcelona evolucionan en cinco generaciones al compás de los acontecimientos históricos: la industrialización de Barcelona y alrededores, la Renaixença, la Mancomunidad, el anarquismo, la República, la Guerra Civil…
El relato está muy bien contextualizado y los nombres propios que aparecen también: Joan Maragall, Eugeni D’Ors, Francesc Cambó, Prat de la Riba, Maciá, Companys; el atentado anarquista en el Liceu, la Semana Trágica, los partidos, las elecciones, la República, la Guerra Civil, la guerra en Teruel y otros lugares, la batalla del Ebro…
La columna vertebral de la historia es la familia de los Ríus y sus avatares, con personajes muy bien construidos, que evolucionan, y toman sus decisiones con errores y aciertos. Pero hay una ingente galería de subtramas con sus propios personajes que hacen de esta novela también una historia coral de gran riqueza y extensión: en total, más de 2.400 páginas en la edición que he manejado, en siete volúmenes.
El autor manifiesta una profunda visión cristiana de la historia y de las personas, lo que no le impide señalar los numerosos avatares de la vida de sus personajes, algunos muy corruptos y poco respetuosos con sus vínculos matrimoniales y, en general, con la dignidad de la mujer, casi siempre –aunque algunas veces, pocas, no- contados sobriamente, pero muy recurrentes sobre todo en la tercera novela de la saga, “Desiderio”.
La escritura, sobria y ceñida a la historia, manifiesta el oficio del autor, que sabe mantener el interés de la trama, hacer crecer a los personajes, resaltar la belleza de un paisaje, emocionar con una acción memorable, compadecerse de los males y las penas de los personajes y del pueblo y dar categoría poética y épica a los momentos que lo precisan.
Los personajes son cristianos, como corresponde a la mayoría de las personas en la época que narra, aunque algunos no vivan como tales, y rezan, se arrepienten, a veces blasfeman, otras veces, vuelven a la fe de sus mayores… Este es un acierto de esta novela: no escamotear las raíces de las vidas de los que desfilan por la narración.
En resumen, magnífica saga familiar que narra momentos cruciales de nuestra historia con respeto a la historia y una visión de fondo cristiana de la vida.